Gladys Valdes' Obituary
Gracias por estar aqui para honrar y recordar a una mujer verdaderamente extraordinaria: nuestra madre, abuela, bisabuela, tia, hermana, y amiga.
Mi madre tenía 86 años cuando nos dejó, y aunque ningún tiempo parece suficiente, estamos profundamente agradecidos por los años que compartimos con ella. Era el tipo de persona cuya presencia podía calmar una tormenta, cuya risa iluminaba una habitación, y cuyo amor era una fuerza constante y poderosa que marcó a generaciones.
Nos crió con gracia y fortaleza. Fue nuestra protectora, nuestra maestra y nuestra amiga. Nos enseñó no solo a vivir, sino a amar—amar con entrega, con paciencia, y con profundidad. Nos enseñó el valor de la humildad, la fuerza del perdón y el poder silencioso de la bondad.
Sus nietos y bisnietos fueron las joyas de su corona. Cada uno le trajo una alegría inmensa, y ella devolvía esa alegría multiplicada. Los amó profundamente, a cada uno, sin condiciones. Ellos llevarán por siempre un pedacito de su espíritu en sus corazones.
Vivio una vida de profunda compasión. Ya fuera con una comida caliente, una nota escrita a mano o una palabra oportuna, siempre daba de sí misma con generosidad. Era inmensamente rica en las cosas que en verdad importan—rica en amor, en sabiduría y en es gracia.
Tenia el don especial de hacerte sentir la persona más importante del mundo. Escuchaba con atención. Se preocupaba sinceramente. Recordaba los detalles. Y oraba—por todos nosotros, siempre.
Aunque hoy sentimos el peso de su ausencia, nos consuela el legado que deja. Nosotros somos su legado—sus hijos, sus nietos, sus bisnietos y su familia querida. Cada vez que elegimos el amor en lugar del enojo, la paz en lugar del conflicto, y la bondad en lugar del juicio, estamos honrando su vida y manteniendo viva su memoria.
Mama tú fuiste el corazón de nuestra familia. Y aunque hoy tu cuerpo descansa, tu amor permanece—siempre presente, siempre guiándonos. Te extrañaremos más de lo que las palabras pueden expresar, pero sabemos que tu amor nos rodea todavía. Gracias por todo. Gracias por ser nuestra.
Eres nuestra vida, nuestro amor, nuestro corazon, nuestro todo.
Descansa en paz, dulce Mami. Te amamos para siempre.
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