Julio Mesa
Abuela, me he sentado varias veces en los últimos días para expresar el impacto que ha tenido en mi vida. Y en cada ocasión, mis palabras se sintieron inadecuadas para captar incluso una cintilla de lo que significas para mí.
En tu condominio en Flagler, me enseñaste las lecciones más valiosas, las cuales prometo llevar adelante todos los días de mi vida. Entre ellos, me enseñaste el verdadero significado del amor incondicional. Me echaste a perder. :) Te recuerdo cortando por la mitad naranjas del supermercado Food Value, presionándolas contra la resma de un exprimidor de vidrio pesado y estriado, tamizando la pulpa con un colador plateado, y sirviéndome jugo de naranja recién exprimido. Estaba tan malcriado que cuando me intentabas darme Tropicana, te decía “esto no sirve”. Y te reias conmigo! También después de terminar de comer una de tus inolvidables comidas caseras, bistec de palomilla con cebollas doradas caramelizadas, arroz blanco humeante y tu sofrito cubriendo esos frijoles negros. Diría "no sirve" y te mostraría un plato que se veía más limpio de lo que lo encontraste. Una hábil costurera me cosía unos shorts blancos frescos durante el verano, que me ponía mientras veía muñequitos y comía una galleta cubana con guayaba sin queso. Siempre me preguntaba si quería queso, yo creo por que sabia la delicia de una auténtica timbita. Pero, yo era un poco terco, y solo aprendí de su magia cuando era adulto!
Ella me enseño el orgullo de ser Cubano Americano. Cuando pude conducir, la llevaba a sus citas médicas en Coconut Grove en Mercy Hospital. Yo tomaba la "ruta escénica", ya sabes, por Sunset Drive, pasando por South Miami y alrededor del círculo de Coco Plum, sin preocupación en el mundo. Bajaba las ventanillas de mi Toyota Corolla y escuchábamos Aquellas Lindas Melodías y hablábamos de Cuba: Dos Gardenias, Chan Chan, Siboney. ¡¿Qué tan bendecido fui?!
Hoy, pienso en el sermon del Padre Agustin San Roman—hablando de su seminario en Matanzas Cuba y El Valle de Yumuri. Desde el fondo del Valle (es decir, la tierra), cuando miras hacia arriba es difícil entender el panorama general y el razonamiento de por qué suceden las cosas. Pero, cuando miras desde lo alto del valle (es decir, los cielos) está claro.
Abuela era (y sigue siendo) luz en mi vida. Sin ti yo no estuviera aquí. Mi mundo esta mas oscuro ahora sin ti, pero tal vez es el momento de seguir tu ejemplo y hacer brillar nuestra luz aun mas.
–Tu Nieto,
Julito